Suenan las notas de un viejo acordeón,
Recordándome el despecho de algunos amigos,
Los amores que se desvanecieron y las aventuras que ya no existen.
Se oye a lo lejos el Guatapurí
Con un fondo de juglar,
En medio del aroma de la palma
Y el frío que baja de la sierra.
Suenan como en festival los cantos
De hombres que con el corazón le cantan al amor,
Se siente la voz del nativo
Y la autoridad del cacique Upar.
Suenan las notas de un viejo acordeón,
Suenan los lamentos del alma,
Haciéndole eco a los quejidos del corazón.
Se oye a lo lejos del Guatapurí,
La voz de Francisco el Hombre, de Alejo, de Escalona,
Y hasta Vives, como remolino de corriente.
Recordándome el despecho de algunos amigos,
Los amores que se desvanecieron y las aventuras que ya no existen.
Se oye a lo lejos el Guatapurí
Con un fondo de juglar,
En medio del aroma de la palma
Y el frío que baja de la sierra.
Suenan como en festival los cantos
De hombres que con el corazón le cantan al amor,
Se siente la voz del nativo
Y la autoridad del cacique Upar.
Suenan las notas de un viejo acordeón,
Suenan los lamentos del alma,
Haciéndole eco a los quejidos del corazón.
Se oye a lo lejos del Guatapurí,
La voz de Francisco el Hombre, de Alejo, de Escalona,
Y hasta Vives, como remolino de corriente.
1 comentario:
Melancolía de tiempos más jóvenes,
de los amigos y de los que no lo eran tanto, de las tradiciones de tu tierra y sus gentes.
Un espacio de tiempo que cincela el perfil de las personas.
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